sábado

11 de mayo de 2019: Torre de Hércules (A Coruña)

Tras el desayuno en el Hostal Pereiriña, hemos emprendido viaje de vuelta al aeropuerto de La Coruña, para devolver el coche de alquiler. Pronto cogimos el bus que nos llevaba del aeropuerto a la Avenida de la Marina, al lado de la Plaza de María Pita. En la calle Real teníamos reservada una habitación en el Hostal Alborán. Dejamos la maleta, y cogimos otro autobús hacia la Torre de Hércules. Serían las 12:30 cuando teníamos ya las entradas para las 13:00 horas.

La Torre de Hércules es el único faro de la antigüedad que sigue en funcionamiento. Fue construido por los romanos en el siglo I. Originalmente era algo más baja (alrededor de 41'5 m) y más ancha (alrededor de 14 m), porque contaba con una rampa exterior por la que subían el combustible que alimentaba el faro.
A lo largo de su historia sufrió diversas modificaciones. La más importante fue la realizada en 1788 por el ingeniero Eustaquio Giannini, quien recubrió los restos del faro romano con las actuales fachadas. Como recuerdo de la rampa exterior, Giannini ideó una faja ascendente que recorre toda la torre y completó cada una de las fachadas con falsos huecos para darle una imagen más del gusto neoclásico. Posteriormente se añadieron el remate superior, que alberga la lámpara, el edículo que cobija la inscripción latina con el nombre del arquitecto-ingeniero encargado de su realización, Caio Sevio Lupo, y la plataforma de la base. El faro es de planta cuadrada de 11'40 m de lado y 59 m de altura, y se eleva 120 m sobre el nivel del mar. En el año 2009 la Torre es declarada Patrimonio de la Humanidad.
En la entrada se ven restos arqueológicos de la torre romana, y se conserva una pieza de la lámpara de aceite que se utilizaba en época romana, similar a las lámparas de aceite de uso doméstico, pero de enormes dimensiones. Esa pieza se colocaba sobre el recipiente de aceite, con un orificio por el que salía la mecha, que, al encenderse, proyectaba la luz sobre un espejo parabólico colocado en la parte posterior. Es probable que este mecanismo de iluminación fuese móvil. Gracias a un sistema hidráulico y de contrapesos, la luz emitida se desplazaba para que se entendiese desde la distancia que su luz formaba parte de una señal marítima, tal como ocurre con los faros actuales.


Pablo Picasso, que vivió durante varios años de su infancia en A Coruña, pintó la Torre de Hércules y la llamó "torre de caramelo".

Cuando la UNESCO declaró la Torre de Hércules Patrimonio de la Humanidad en 2009, consideraron de gran importancia proteger también su entorno natural.
Este entorno es el hogar de una extraordinaria diversidad de especies vegetales y animales silvestres, muchos de ellos protegidos.
Por eso, la ciudad de A Coruña cuida tanto este espacio.

Los visitantes podemos subir los 234 escalones para llegar al mirador, desde el cual se contempla una vista espectacular. Nos dejan un máximo de 30 minutos, de ahí que las entradas sean una forma de regular el número de personas que circulan por las escaleras para subir y bajar. Nos pareció una buena organización, y cumplidores estábamos abajo a las 13:30.